Si no hubiera sido mujer, habría sido una drag queen”.
Dolly Parton ha pronunciado esta frase varias veces. Pero si ella realmente fuera una drag queen, una de las hijas más famosas de Tennessee se quedaría sin trabajo según la legislación promulgada por el gobernador republicano Bill Lee este jueves.
Lee aprobó la legislación sin emitir una declaración ni celebrar una ceremonia pública. El proyecto de ley entra en vigor el 1 de julio.
En todo el país, activistas y políticos conservadores alegan de que los espectáculos de drag contribuye a la “sexualización” de niños.
Varios estados están considerando restricciones hacia este tipo de espectáculos, pero ninguno ha actuado tan rápido como Tennessee.
Los esfuerzos buscan acabar con las populares “horas de cuentos drag” en las que las drag queens leen a los niños.
Los organizadores de los eventos del Orgullo LGBTQ dicen que afecta a sus desfiles. Y los defensores señalan que los proyectos de ley, impulsados en gran parte por el Partido Republicano, imponen una carga a las empresas de una manera poco republicana, un partido que –en teoría– defiende una menor intervención del Estado en la vida de los ciudadanos.
Las protestas en torno a una forma de entretenimiento que durante mucho tiempo ha tenido un lugar en el escenario estadounidense convencional han surgido de improviso.







