‘La mesita del comedor’: Suspenso con retorcidos tintes cómicos

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Crear suspenso no es una tarea sencilla en ninguna obra artística. Para algunos, como el mismísimo maestro del género, Alfred Hitchcock, crearlo dependía de saber manejar un secreto que solamente el espectador y el protagonista del filme sabían. Esa herramienta narrativa, usada desde antes del nacimiento del séptimo arte, produce una incertidumbre, anticipación o curiosidad que se relaciona usualmente con el desenlace del embrollo que estamos presenciando, creando un inherente interés en quien recibe la historia.

Por otra parte, el leitmotiv es un término usualmente asociado con la música, pero que adquirió una visión mucho más amplia gracias al escritor alemán Thomas Mann, al referirse al uso de un elemento individual en una historia que es usado repetitivamente en una narración y que contribuye de forma determinante en el transcurso del relato. Pueden ser imágenes, acciones, una partitura, alguna palabra o hasta un objeto particular.

Ambos conceptos son usados a la perfección por el realizador español, Caye Casas (Matar a Dios, 2018), que en su nueva cinta, La mesita del comedor, ganadora del Premio del Público en la más reciente edición del Festival Macabro, utiliza justamente el pretexto de un objeto para detonar un relato incómodo y tenso de suspenso, comprobando que hay directores que pueden tomar una sola locación, un objeto bastante feo y una historia completamente incorrecta para generar un humor negro detrás de una tragedia.