Jon Rahm ya no está del todo contento en LIV Golf
En diciembre pasado Jon Rahm anunció su marcha al LIV Golf, trascendió que fue por unos 550 millones de dólares, el español sabía que iba a estar en el centro de todo. El nuevo circuito que surgió como alternativa al PGA Tour, ponía al golfista como protagonista y convertía el juego en un espectáculo.
Seis meses después de ese cambio Rahm ya está pagando el precio. El español explotó en el torneo de LIV que se jugó en Nashville por la presencia de drones durante la ejecución de los golpes. Una distracción que llevó a Rahm al agua… y a la desesperación.
Jon Rahm se encontraba a dos golpes del liderato cuando su bola se fue al agua por culpa del viento que levantaba el dron que lo estaba grabando desde detrás y que evitó que la bola fuese de derecha a izquierda para evitar la trampa acuática. Un golpe fallido que provocó que Rahm terminó el hoyo con un doble bogey y unas quejas que reflejan la realidad del LIV más allá del espectáculo.
EXPLOTA CONTRA LOS DRONES
- «En cada torneo. Es jodidamente increíble. Justo en el momento del backswing, esos malditos drones todo el tiempo”, dijo enfurecido Rahm cuando era cazado por las cámaras en ese momento difícil que loe estaban grabando antes de un golpe fundamental en el hoyo 12 de un recorrido en el que terminó tercero en el plano individual y primero en la clasificación de equipos.
LIV plantea una nueva forma de entender los torneos. Un nuevo concepto de juego mucho más centrado en el espectáculo y el star system.
El número de jugadores de un torneo de LIV Golf es inferior a los que participan en un torneo PGA. En la temporada 2024, LIV Golf está formado por 54 golfistas fijos (13 equipos de cuatro jugadores cada uno), más dos wildcards por torneo.
Por su parte, en un torneo del PGA Tour toman la salida de 132 a 156 jugadores.
Además, los torneos del LIV Golf se juegan a 54 hoyos (tres días), los del PGA a 72 hoyos (cuatro días). Algo que redunda en la idea de inmediatez y en el sentido de espectáculo, que muchas veces ya tiene consecuencias en el juego como ha comprobado el propio Rahm.