La huella de Robin Williams en la salud mental a una década de su muerte
La muerte de Robin Williams hace 10 años conmocionó a Hollywood, especialmente cuando se supo que había sido un suicidio. Primero se achacó a una depresión pero después se supo que era solo un síntoma de la demencia que padecía, lo que hizo abrir los ojos al mundo del cine sobre los problemas de salud mental.
Aunque solo han pasado diez años, ha sido suficiente para que la mirada hacia los problemas de salud mental haya cambiado drásticamente y ahora ya resulta normal que gente tan famosa como Williams hable abiertamente de los trastornos que padecen.
Desde Selena Gómez -con trastorno bipolar- a Katy Perry -que ha reconocido haber sufrido depresión y ansiedad-, Aaron Carter -con trastorno de personalidad múltiple-, Shawn Mendes -que en 2022 canceló su gira para centrarse en su salud mental-, Kendall Jenner -ansiedad y depresión- o Colin Farrel -ataques de pánico-, las estrellas ya no ocultan al público sus debilidades.
Es algo que no ocurría cuando falleció Williams, que llevaba un tiempo padeciendo problemas graves que creía estaban derivados de un erróneo diagnóstico de Parkinson.
Pero en realidad, lo que sufría el protagonista de títulos como Good Morning, Vietnam (1987), La sociedad de los poetas muertos (1989), Mrs. Doubtfire (1993) o Good Will Hunting (1997) era demencia de cuerpos de Lewy, algo que se descubrió al hacerle autopsia.