Estrés térmico: la amenaza que apaga miles de vidas por el calor extremo
Ngatijo Wongso Sentono nunca imaginó que su último sueño lo alcanzaría en las arenas sagradas de Mina. Había esperado años para ese momento, desde que se inscribió en 2018. Ahorró y soñó con este viaje: el Hajj, el peregrinaje que marca la vida de todo musulmán. Viajar a La Meca junto a su esposa y sus vecinos de Yogyakarta fue para él una bendición cumplida.
La mañana del 17 de junio de este año, Sentono se encontraba en su tienda de campaña en Mina, parada obligatoria en el trayecto hacia la Meca, mientras el sol elevaba las temperaturas a niveles insoportables.
A pesar del calor implacable, Sentono se mantenía tranquilo y en paz. Estaba dormido. Pero el calor se sentía como un peso aplastante en el aire, sofocante y omnipresente. Ngatijo no despertó de aquel sueño. La tienda, lejos de ser un refugio, se convirtió en una trampa. Los médicos llegaron pronto, pero el destino ya estaba escrito: Ngatijo murió en paz, en el lugar que consideraba sagrado. A sus 86 años, el estrés térmico cegó su vida de forma silenciosa.
Entre el 14 y el 19 de junio, al menos 1,301 personas murieron por calor extremo durante la peregrinación del Hajj a La Meca. Según las autoridades saudíes, más de 1.8 millones de peregrinos estuvieron expuestos a temperaturas de hasta 52 °C este año.
Estrés térmico: asesino invisible
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés térmico es la respuesta del cuerpo humano a la exposición a temperaturas ambientales elevadas, especialmente en situaciones donde no puede enfriarse adecuadamente mediante mecanismos como la sudoración.
Cuando el cuerpo absorbe o retiene más calor del que puede liberar, se producen diferentes niveles de estrés térmico que pueden desencadenar efectos de salud adversos, que van desde malestar y fatiga hasta problemas graves como deshidratación, agotamiento por calor y, en casos extremos, golpes de calor, que pueden ser fatales.
El estrés térmico es un problema importante tanto en el ámbito laboral como en la vida cotidiana, particularmente en personas vulnerables (como ancianos y personas con condiciones médicas) y en trabajadores que laboran en exteriores o en lugares sin adecuada ventilación o enfriamiento.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), unas 19,000 personas mueren al año por esta amenaza ligada a jornadas de trabajo en condiciones de excesivo calor. Por eso ha pedido mayor protección a los trabajadores de todo el mundo contra un “asesino invisible” que aumenta a medida que lo hace el calentamiento global.
En su informe de este año, la OIT advierte que regiones no acostumbradas al calor extremo como Europa enfrentan mayores riesgos. “El problema está sobre todo en la adaptación a esta nueva realidad, que está aumentando más rápido en regiones como Europa que en los países cálidos”, dijo el experto de la OIT Balint Nafradi, uno de los autores del informe.
Países árabes y africanos, los más afectados
La OIT alerta con datos contundentes que el 71 % de los trabajadores en el mundo sufre los efectos del estrés térmico, y las cifras por regiones revelan realidades alarmantes. En África, la exposición llega a un desmesurado 92.9 %, mientras que en los países árabes es del 83.6 %, según datos de 2020.
En Asia-Pacífico, la tasa se sitúa en el 74.7 %, América refleja la media mundial con un 71 %, y Europa, aunque en menor medida (29 %), ha experimentado el mayor aumento de trabajadores expuestos en las últimas dos décadas: un 17.3 % frente al promedio global del 8.8 %.
En términos de salud laboral, el impacto es devastador. La OIT calcula que cada año ocurren 22.8 millones de lesiones y enfermedades relacionadas con el calor extremo, con Asia-Pacífico encabezando la lista (10.5 millones) y África en segundo lugar (7.5 millones).
Aunque Europa registra cifras menores (276,000 al año), América sigue mostrando una elevada incidencia (2.4 millones) y un crecimiento en dos décadas superior a la media global (6.7 % vs. 6.1 %).
Proteger las vidas
Las muertes por en calor van en aumento, y de ahí la urgencia de proteger los trabajadores de manera continua y no solo en olas de calor, llegó a afirmar Vera Paquete-Perdigao, directora de gobernanza de la OIT.
Mejorar las condiciones de seguridad podría evitar pérdidas de hasta 361,000 mdd a nivel global, derivadas de accidentes y costos médicos. En los países en desarrollo, el impacto económico de este problema representa el 1.5 % del PIB nacional.
Y es que, como asegura Nafradi, el problema no solo debe tenerse en cuenta en momentos de olas de calor, puesto como se esyablece en el estudio “nueve de cada 10 trabajadores expuestos a estrés térmico lo están durante los periodos de tiempo en los que no se anuncia oficialmente una de esas olas”.
El estrés térmico es otra expresión más del cambio climático y su irrevocable huella de severa autoridad sobre la humanidad. Cada vez los des(ajustes) del clima merman a un mundo que se desagua, inunda, incendia o se sacude merced a nuevas y difíciles condiciones en el ambiente.