Contrarrestaría China aranceles de Trump con ‘guerra de la cadena de suministro’
En el mundo de los drones baratos, Skydio era la gran esperanza estadounidense. Sus máquinas voladoras autónomas ofrecían a las agencias policiales y de defensa estadounidenses una alternativa a los fabricantes chinos, libre de las preocupaciones de seguridad vinculadas a la dependencia de las cadenas de suministro chinas.
Pero la vulnerabilidad de Skydio se hizo patente días antes de las elecciones presidenciales estadounidenses, cuando las autoridades chinas impusieron sanciones y cortaron el acceso de la empresa a suministros esenciales de baterías.
De la noche a la mañana, Skydio, el mayor fabricante estadounidense de drones y cuya sede está en San Mateo, California, se apresuró a buscar nuevos proveedores. La medida ralentizó las entregas de Skydio a sus clientes, entre los que se encuentra el Ejército estadounidense.
“Esto es un ataque a Skydio, pero también es un ataque a ustedes”, dijo a los clientes Adam Bry, director ejecutivo de la compañía.
Detrás de la medida había un mensaje de los dirigentes chinos a Donald Trump, quien ganaría las elecciones con la promesa de imponer nuevas sanciones y aranceles a China: golpéanos y te devolveremos el golpe con más fuerza.
Desde la campaña electoral hasta los nombramientos de su gabinete, Trump ha dejado claro que cree que es inevitable un enfrentamiento con China por el comercio y la tecnología. En el primer mandato de Trump, el gobierno chino adoptó medidas en su mayoría simbólicas y equivalentes a los aranceles y restricciones comerciales estadounidenses. Esta vez, China está dispuesta a intensificar sus respuestas, según los expertos, y podría apuntar contramedidas agresivas y dirigidas hacia empresas estadounidenses.
“Durante la Guerra Comercial 1.0, Pekín fue bastante cuidadoso a la hora de hacer frente a los aranceles impuestos por Estados Unidos”, dijo Jude Blanchette, experto en China del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington. “Ahora están mostrando su tolerancia a aceptar y repartir dolor”, dijo. “Está claro que, por razones políticas, Pekín no está dispuesto a quedarse de brazos cruzados mientras llegan nuevas oleadas significativas de aranceles”.