En el inicio de esta nueva etapa para Guanajuato, la llegada del color naranja se erige como símbolo de renovación y progreso. La transformación de la paleta cromática no solo refleja cambios en el paisaje visual de la región, sino también anuncia un período de oportunidades y desarrollo.
Los habitantes de Guanajuato reciben con optimismo esta transición cromática, interpretándola como un llamado a la unidad y al impulso de iniciativas que contribuyan al crecimiento sostenible de la comunidad.







