Las fiestas decembrinas llegaron; sin embargo, hay cientos de centroamericanos que están migrando y que pasarán Navidad lejos de su familia, solamente con recuerdos de la convivencia, risas y el sabor de la comida que juntos compartían en la mesa; tal es el caso de Andrea, proveniente de Colombia, y Carlos, de Ecuador, quienes compartieron la tradición de su país.
Por su parte, Andrea Guerrero, quien se encuentra varada en Ciudad Juárez a la expectativa de tener un momento de cruzar la frontera y entregarse a las autoridades norteamericanas, está acompañada de su hija, y recordó cómo es una Noche Buena en su tierra natal.
Los principales platillos que disfrutaba reunida con toda su familia eran los tamales, además de que hacían muchos buñuelos, chicha (una bebida fermentada alcohólica elaborada a base de maíz o arroz en agua azucarada), guarapo, natilla, galletas navideñas, un pavo relleno y el tradicional sancocho.
“Siempre en Navidad estábamos en familia, con mis hermanos, con mi mamá; ahora será muy duro y triste. Estamos impotentes de tanta lucha, pero a la vez hemos logrado mucho. Lo único bueno es que estamos todavía aquí, en México”, relató, y agregó que estavo en una casa de refugio y se salió porque tenía la esperanza de que cruzaría fácilmente en el marco del Día Internacional del Migrante.
A su vez, Carlos Micolta, de 29 años, quien tiene 12 hermanos, relató que llegó solo desde Ecuador, y contó que en su país la noche de Navidad es mucha fiesta y distinta a como lo celebran en este país.
“Es algo muy grato en todos lados… La cena, recibir al Niño Dios, pero este año para mí será un día muy triste, pero a la vez es de superación, porque todo es un proceso. Luchando es como uno logra las metas, y llegué hasta aquí”, platicó el ecuatoriano.
Asimismo, dijo que en su país natal la cena típica es hacer pavo, pollo, chancho (cerdo), arroz, “Es algo muy parecido a lo que aquí llaman comida corrida”.
Eso sólo es la cena navideña, pero después de la medianoche viene lo bueno, “Es una cosa de locos. Toda la gente sale a la calle después de las 12:00 horas, cenan y hay fiesta hasta el otro día”, agregó.
En cuanto a la diversión de niñas y niños, está la dinámica del palo encebado con manteca de vaca.
“Es algo muy típico en Ecuador, donde se coloca en lo más alto muchos juguetes, premios, víveres y dinero. El primero que llega arriba se gana eso”, explicó.
Posteriormente, exclamó que, aunque está lejos de su familia y de todos sus hermanos, él se siente como un guerrero, y estos por lo regular son solitarios.
“Un guerrero y un león fuerte nacen para ser solitarios y yo soy as. Salí de un vientre, pero no toda la vida es estar pegado a la madre y padre. Hay que ser independiente; mi mejor regalo esta y todas las navidades es estar con Dios siempre, y lo que más me haría feliz es estar ya en los Estados Unidos para poder ayudar a toda mi familia”, finalizó.







