De Stanford a Hollywood en tiempos de huelga: la historia de Lore Olivera

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Apenas al salir de la universidad Lore Olivera, mexicana, tenía ya un futuro prometedor con la venta de su primer guión en Hollywood, un día antes de iniciar la huelga

El camino hacia el éxito en la industria del entretenimiento rara vez es lineal. Afortunadamente a Lore Olivera la historia le deparó ya varios momentos de triunfo. A pesar de su juventud, su talento y persistencia la han llevado a lograr importantes metas en su carrera. A los 23 años, Lore culminaba su educación en la prestigiosa Universidad de Stanford, pero además ya comenzaba a labrarse un nombre en la industria cinematográfica.

Lore, quien hoy tiene 24 años, creció en la Ciudad de México, en una casa que ella describe como embrujada. El espíritu de su hogar y la rica historia y cultura de su ciudad sin duda influyeron en su amor por el cine y la escritura, lo que la llevó a especializarse en Literatura Inglesa y Estudios de Cine en Stanford.

En el marco de su formación académica, Olivera descubrió su interés por la narrativa del cine y la televisión. Su habilidad para contar historias se vio reflejada en el éxito de su guión «La Casa en Coyoacán», que no solo ganó el Roadmap Writers’ Diversity Award, sino que también le otorgó la Diverso Minority Report Fellowship.

Lore tuvo la fortuna de vender su guión «Blood Runs Down» a Blumhouse en asociación con Atomic Monster, justo un día antes de la huelga de guionistas en Hollywood. Un hito en su joven carrera y una afirmación de su talento y habilidad para narrar historias cautivadoras.

En entrevista con Excélsior, Lore Olivera detalla paso a paso cómo todo esto se ha hecho posible.

—¿Cómo fue que te dio por el guionismo? ¿Cómo inició el éxito?

–Me fui a Estados Unidos a los 18 años para estudiar la carrera. Llegué a la universidad, me aceptaron en Stanford, y yo iba con la intención de estudiar literatura. Sin embargo, después del primer año me doy cuenta de que me encantaba el guionismo. Y entonces fue ahí que comienzo a estudiar también cine, incorporé el guionismo. En Stanford puedes escoger o teoría del cine o guionismo y yo escogí guionismo como especialidad. Me gradué hace un año. Y me gradué el 12 de junio, y el 13 de junio yo ya estaba en un carro rumbo a Los Ángeles. Me tocó dormir en un garaje en el principio, en lo que buscábamos casa y buscábamos trabajo. Estuve ahí como un mes hasta que encontré trabajo y después ya vino todo lo demás.

—¿Qué fue lo que te enganchó del guionismo?

—Me gusta muchísimo que es un proceso de colaboración. Cuando empecé a escribir yo me veía más como una novelista. Me veía más como haciendo cuentos o novelas, etcétera. Y todavía me gusta mucho, sobre todo el cuento corto. Lo que más me gustó del guionismo es que a diferencia de una novela o de un cuento el guión es una invitación. Es una invitación a un director, a una serie de actores y a un diseñador y muchísimas más personas creativas a que juntos contemos una historia. Una novela es un poco más solitaria. A mí me gusta la colaboración que implica un guión.

—Es como la posibilidad de crear un mundo de atmósferas y vas a poner a trabajar a la gente para que juntos las logren visualmente.

—Exactamente. Y eso es lo que me gustó del guión.

—Creciste en una casa embrujada. Cuéntame.

—Sí. Eso es algo que siempre les contaba a mis amigos. Y es que viviendo en Los Ángeles necesitas algo como hablar un poco de tu vida. Como para lucirte y sobresalir porque la competencia es infinita. Esto es cierto: yo crecí en la casa de mi abuela cuando era niña. Y era una casa de esas coloniales, que tienen un patio en medio y cuartos alrededor. Y realmente mi abuela era mi ídolo, se dedicaba a todo lo que tenía que ver con el tarot, pero también hacía cosas como de médium. Cosas raras. Y yo crecí muy metida en ese mundo y escuchando muchas historias. Creo que también eso influenció muchísimo en el por qué yo me hice guionista. ¿Por qué me gustaba tanto contar historias? A mi abuela tú le pedías un cuento y nunca te contaba el mismo dos veces. El realismo mágico en México es como parte de nuestras historias. Si a ti te decían la señora de la casa de junto es un fantasma, tú te asomas por la ventana a las doce. De ahí empecé a sacar la inspiración.

—Y marcó tendencia para que te guste lo terrorífico. Claro, yo siempre he escrito de horror. Desde muy chica me empezó a llamar la atención todo lo que fuera un poco oscuro. Me encantaba Poe, me encantaba Lovecraft. Y todo ese tipo de escritores. Me llamaba muchísimo la atención.

En la actualidad, Lore tiene su sede en Los Ángeles, donde sigue explorando sus pasiones y desafíos. Está trabajando en su serie original de terror «Cursed Lands», actualmente en desarrollo con 21 Laps, y con Charise Castro-Smith adjunta como showrunner.

–Cuéntanos de Blood Runs Down.

—Ese fue el primer guión que vendí… Y no puedo decir mucho por los contratos que te hacen firmar, pero como experiencia, es un guión que yo escribo en una clase de guionismo de la universidad. No pensando en que lo iba a vender, no pensando que en algún momento fuera a pasar algo. Era para pasar mi clase. Y me gustó mucho porque es la historia de una familia de latinos que vive en Estados Unidos y que está contada desde un punto de vista más de horror. Que no sea necesariamente como la típica historia, o las historias que son las que siempre vemos. Escribí este guión en la clase de Stanford. Y mi manager que tenía en ese momento, lo lee y me dice wow, creo que podemos vender esto. Creo que es algo que a la gente le gustaría. Yo dudé, no sé. No me sentía lista. Me acababa de mudar a Los Ángeles. Apenas empezaba a trabajar de asistente cuando llegué a Los Ángeles. Es un trabajo así como si has visto El diablo viste a la moda… ¡Así! De verdad, de 8 de la mañana a nueve de la noche. Trayendo cafés todo el día. Ve para allá, vente para acá. Ahora saca a pasear a mi perro. Ese tipo de cosas, ¿no?

«Y entonces yo decía, no sé. No sé si tenga tiempo de meterme a esto. Y me metí al guión, lo empecé a revisar y le comencé a darle vueltas y empezamos a sacarlo. Y sí fueron semanas de juntarme con todos los ejecutivos, de darles y decirles mi idea, que como latina es muy difícil, pues tienes que explicarles muchas cosas que en México no tendrías que explicar. Te preguntaban: “¿Por qué esta mamá es tan posesiva con sus hijos?» Y yo: pues es la mamá promedio».

—Exacto. Si no es de esa manera, no es mexicana.

—Exacto, exacto. Ni siquiera es posesiva para mis estándares. Es una mamá normal en México. Y pues, pasó que lo enseñamos a Blumhouse, que hace estas películas como Megan, The Purge… Y fueron una serie de juntas. Va subiendo ahí el nivel. Influyó que yo tenía 23 años, bueno, tengo ya 24. Y estaba pitchándoles ahí, yo no había hecho nada. Casi casi venía de la universidad, era asistente… Pero yo creo que vieron algo. Y entonces ahí empezamos a conversar más. Y se vendió un día antes de la huelga. Al día siguiente comenzó la huelga.

En su vida y en su trabajo, Lore se ha dedicado a explorar las intersecciones entre lo horroroso y lo hermoso, y su amor por el folklore Latinx se refleja en gran parte de su escritura. Asimismo, está comprometida con la idea de crear historias que atraigan a los creadores latinos y a un público más amplio. A través de su trabajo, ella espera cambiar la percepción de la comunidad latina en Hollywood y más allá.

—Qué suerte, además. Cuéntanos del impacto de la huelga en Hollywood.

—Creo que he tenido una experiencia muy extraña donde he vivido ambos lados, porque por una parte trabajaba en un estudio en Los Ángeles, y por la otra también soy guionista. Y es ambos lados de la moneda. Donde ves el nervio de los ejecutivos de pronto que no tienen a quién pitchar. Y ese tipo de cosas. Y al mismo tiempo, en paralelo, como guionista, ves la necesidad de esta huelga, y de aguantar. Pues es la historia de cualquier huelga: a los ejecutivos no les va a afectar. Somos nosotros los que estamos decidiendo no trabajar, para que se resuelvan estas cosas, porque es el problema que yo veo y merece la pena luchar.

«La huelga de escritores empezó el 2 de mayo, ya vamos para dos meses. La semana pasada el sindicato de actores se sumó. Y esto es ya un alto total a la industria. La última vez que hubo dos huelgas, de actores y guionistas, al mismo tiempo, fue hace 60 años. Hacía mucho que no se juntaban ambas uniones en una huelga. Y eso sí paraliza completamente a Hollywood, porque no solamente es el proceso de preproducción, que es escuchar pitches, trabajar guiones, escribirlos, sino que tampoco puedes grabar, no puedes dar entrevistas, no puedes hacer nada de eso como actor. Entonces eso paraliza la industria».

—Tienes la idea de reunir a escritores latinos.

—Sí, realmente algo de lo que me he dado cuenta estando en Los Ángeles, es que sí hay un espacio para contar historias y se están buscando. Muchísimo. Historias que sean diferentes, que no sean, bueno, la migración y el narcotráfico obviamente son parte de nuestra realidad como latinos, pero que no sean solo esas historias las que se cuenten. Están buscando mucho ese tipo de historias que les enseñen otras partes, otros matices de la experiencia de ser latino, que pues es diferente para cada uno y hay diferentes tipos de latinos. Me gustaría colaborar con escritores latinos aquí en México y también con chicanos y escritores latinos que tienen ascendencia mexicana o latina y que viven en Los Ángeles. Y también algo que me gustaría hacer en un futuro y algo que he comentado ya con mi equipo es la posibilidad de comenzar a adaptar textos más mexicanos-latinos y ver cómo se puede hacer una adaptación para la pantalla, sino también algo cultural, que a veces es complicado.

—¿Cuántos guiones tienes escritos en los que tengas fe?

—Tengo un proyecto que vendí a Blumhouse, que me tiene muy emocionada; uno que estoy desarrollando con 21 Laps, los de Stranger Things. Yy uno que estoy desarrollando con Silk Mass que está situado en Mexico, en Coyoacán. Con el de 21 Laps he disfrutado muchísimo trabajar en ese proyecto porque es mexicano y está situado en una hacienda en California. Lo escribí durante la pandemia. Mi mamá durante la pandemia se encerró en su cuarto a ver telenovelas, y yo entraba y me sentaba y ahí escribía y veía las telenovelas y pensaba que no me vayan a influenciar, porque todas las historias son iguales. Y entonces escribí mi versión que sucede en una tienda en California que está embrujada y tiene esas criaturas que son como el folclore mexicano viviendo ahí. También estoy trabajando en mi primer largometraje, que es una película que se llama La Casa en Coyoacán. Está en inglés pero pasa en México, es una película que ahorita la estamos trabajando con un productor que se llama John Silk, que produjo Tiburón Negro, y estamos ahorita viendo la posibilidad de colaborar con una directora mexicana para poder traerla a la vida. Y es una historia que sería para ambas audiencias. Creo muchísimo en ese guión y por ahí tengo otros que estoy también apenas ya trabajando y aprovechando la huelga, para escribir.

—El nombre es maravilloso: La casa de Coyoacán.

—Aunque donde yo crecí no era exactamente en Coyoacán, sí era por el rumbo. Y era muy similar a esas casas, de tipo coloniales. Y durante la pandemia se me ocurre, estando encerrada, comenzar a escribir. Y este guión lo escribo a los 20 años y es el primero, y es la historia de una casa en Coyoacán que se anima a notar de las mujeres que la habitan. Esa es la premisa. Y es una historia latinoamericana sobre una generación de mujeres y la violencia que cargamos en nuestras venas de generación en generación. Yo comienzo a escribir esto y entonces yo apenas comenzaba en este mundo, era una estudiante de universidad, no tenía nada, no conocía a nadie. Comencé a meterlo a concursos, empecé a moverlo, y la verdad es que muy rápido, sin yo esperarlo ni planearlo, conocí a mi primer representante, mi primer manager gringo, por medio de eso. Me escriben, me dicen me gustó, firmé. Y realmente ahí comenzó mi carrera, fue el guión que me hizo guionista y a partir de ahí todas las juntas y los demás proyectos llegaron de ahí.

—¿Le ha ido igual de bien a otros de tu generación?

—De mi generación, en específico de Estados Unidos… la verdad no. Realmente cuando estaba en Stanford, fui la única que se graduó representada y la única que se graduó con, yo me gradué con un manager y además con tres agentes de la empresa que se llama William Morris Endeavor, WME, que son quienes representan a Guillermo del Toro, a González Iñárritu. Yo no tenía planeado eso, pero fui la única que se graduó con eso. Y eso hizo mi último año de universidad un poquito bizarro, porque me iba de una clase a hacer pitch con ejecutivos. O ya cerraba la clase y corría a mi cuarto para hacer un pitch con ejecutivos, con productores.

—Estabas viviendo dos vidas, la de estudiante y la que se está integrando al medio laboral .

—Claro. Y ya cuando me interné también tenía dos vidas, por un lado era asistente y por otro lado ya era guionista, aunque no me lo creyera. Sucedía que tenía juntas con un ejecutivo y yo era la que organizaba el zoom para mi jefa. Y de la nada en la tarde, sin yo esperarlo me decían: Oye, Fulanito leyó tu historia, ven a reunirte con él. Me reunía y era el ejecutivo.

—Como un sueño.

—Exacto, era como muy surreal.

—¿Cómo te ves en el futuro?

—Me gustaría seguir escribiendo, empezar a contar historias en Hollywood que abran una perspectiva diferente sobre los latinos, que nosotros no solo somos el tipo de las historias que nos han tocado, que nosotros somos mucho más. Que se integren todas esas voces increíbles, me veo escribiendo, me veo siendo showrunner, que son los encargados ya, los directores de una serie televisiva. Me gustaría escribir películas, largometrajes que ganen premios… Esa es la meta que tengo para mí, hacer mi propia marca en esta industria, que es difícil de navegar, pero ahora veo un espacio muy claro escribiendo en inglés historias latinas que sean accesibles a audiencias más grandes.

Con respecto a su futuro, Lore Olivera tiene la vista puesta en grandes logros. Su habilidad para contar historias prometen romper barreras en la industria del cine y la televisión. Con su constante deseo de aprender y crecer, los años venideros nos mostrarán todo lo que esta joven mexicana es capaz de expresar.

Y créanlo, es mucho más de lo que podemos imaginar.