Felicitaciones para los Periodista Verticales, porque el periodismo goza de buena salud

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Hoy, más que antes, ser periodista vertical, sin ataduras y sin sumisiones debe ser motivo de orgullo y satisfacción. Hoy, sobre todo hoy, en que la demencia dicta, decreta y ataca desde la más alta cúpula del poder a quienes nos mantenemos en las líneas de la imparcialidad, la veracidad y la combatividad. Porque en estos tiempos de la diatriba gubernamental y a pesar del radicalismo, el populismo y el oscurantismo de la oficialidad, el periodismo analítico y crítico florece por doquier.  

Hoy, siempre hoy, el buen periodismo es puerta y ventana, lontananza y horizonte, rumbo y destino que señala, empuja y precisa todo aquello que se le indigesta a quienes fueron elegidos para servir al pueblo y se sirven de la ignorancia, el hambre y de quienes les creyó sus promesas mentirosas y sus falacias de campaña. Pueblo que, hoy, más que siempre, sigue hundido en la pobreza y al que en vez de generarle fuentes de empleo le engañan con dádivas.

Hoy, en este 7 de junio (Día de la Libertad de Expresión), en este año y en este sexenio hay mucho que celebrar en las trincheras del periodismo vertical, transparente e incisivo, porque se alza como quinqué, llama y flama que ilumina el camino por donde se debe transitar en busca de todo aquello que se nos ha arrebatado y para que México vuelva a ser un país de libertades, estado de derecho y oportunidades sin atavismos ni sometimientos.

Hoy, especialmente hoy sobran razones para gritar a todo pulmón que ¡Viva el Periodismo!, ¡Vivan los Periodistas! y ¡Viva el México Libre y Soberano! Porque hoy, ahora y aquí, estamos a tiempo de rescatar nuestros derechos ciudadanos, la paz y, sobre todo, el futuro que debemos legarles a nuestros descendientes, porque no todo está perdido y todavía impera la gente buena, proactiva y propositiva que más pronto que tarde habrá de rescatar esta gran, rica y maravillosa nación.

Sí, hoy hay mucho que celebrar, porque en Morelia, en Michoacán y en México entero el buen periodismo se mantiene vivo, vibrante y cantante a pesar de los pesares y lejos de debilitarse se fortalece día con día y enaltece a sus practicantes porque estos entienden y atienden que el buen periodista también es un soldado que desde su trinchera defiende su patria, su gente y el derecho ser y hacer como se quiera dentro de las líneas de la ley porque, sí, la ley es la ley.

Por todo esto y por mucho más, vaya mis más emotivas felicitaciones para mis colegas, los periodistas que desde sus pequeñas, medianas o grandes vitrinas insisten, asisten y persisten en los renglones del periodismo honesto, porque con su quehacer le dan prez y honra a Morelia, Michoacán y México, amén de que mantienen viva la luz de la verdad, esa que siempre termina por imponerse, porque aplasta a la mentira, a la opresión y al abuso del poder.

Enhorabuena para todas y para todos los periodistas, porque hoy, sobre todo hoy, el periodismo goza de buena salud. Así sea.